Un día Cualquiera en Juegos y Sorteos
estaba la calaca tilica y flaca dando sus paseos
¿qué quería y cuáles eran sus deseos?...
Sigilosamente frente al guardia se pasó
quien al no esperar tan distinguida visita se asustó
y pálido de miedo, el pobre oficial se desmayó.
La flaca, nada sorprendida por su reacción
continuó con su paseo hasta la Dirección,
paso a paso disfrutaba la ocasión,
mirando de lado a lado con muchísima atención,
cuando de pronto un peculiar objeto la llenó de emoción.
Era una fabulosa máquina tragamonedas
y a su alrededor varias de las personas aquí adscritas
jugaban sin pena totalmente divertidas
y ante la curiosidad de verlas tan emocionadas
decidió apostar todas sus monedas.
Vaya suerte que la calaca iba a tener,
que lo que pasaría, jamás lo habría de prever
pues en dos minutos todo acababa de perder
y desconsolada lloraba al no poderlo creer.
Despiadada la flaca a todo el mundo amenazaba,
mientras el personal huía pues a todos asustaba,
instante en que la calaca tilica y flaca furiosa juraba
que a todos y cada uno se llevaba,
interviniendo a tiempo la Licenciada Marcela, con ella negociaba,
pero la pelona a todos sentenciaba,
y a pesar de que la Licenciada por todos abogaba
la dientona ya seleccionaba.
La Licenciada con tal de la situación ablandar
invitó a la flaca al “concurso de calaveras” a madrinar
quien alagada y conmovida no se pudo negar
yéndose gustosa a su ajuar de gala arreglar
para el día 30 el espeluznante premio poder entregar
a quien esta ingeniosa historia tuvo a bien relatar
y que el concurso ha de ganar.